miércoles, 23 de enero de 2008

A Diabolo deceptae, presentación

En este blog inquisitorial trataremos, en lo humanamente posible, de dar cabida y denunciar a cuantos proyectos demoníacos y terroríficos tengamos a bien considerar como relevantes o meritorios del octavo círculo del infierno dantesco.

En nuestro recorrido por lo obsceno y lo abyecto, por el pecado en definitiva, daremos buena cuenta del cine —oh, invento demoníaco donde los haya—, la literatura —aquellos libelos que nunca debieron ser editados ni impresos, que la ira divina y sus cuatro jinetes caigan sobre las cuatro tintas—, la pintura y toda representación artística de la índole que fuere que se aparte de los cánones eclesiásticos de la luz y se deje llevar por la pestífera influencia del maligno.

Yo, Bernardo Gui, inquisidor a la sazón, seré vuestro cicerone en esta empresa de desentrañar cuanto hay de terrorífico y demoníaco en el arte, en esta arqueología del mal, en este discernir entre aquellos que forman parte del rebaño divino y aquellos que han sido seducidos por Luzbel, engañados por el Diablo, a Diabolo deceptae.