miércoles, 26 de noviembre de 2008

Ad abolendam haereticam pravitatem






He caminado mucho hasta este día y siempre he llevado la luz a los rincones y sendas oscuras en las que el rebaño termina por perderse. He llevado esa luz muchas veces en forma de antorcha pues se ha de derrotar al Maligno en todas sus manifestaciones y siempre al más menor atisbo de sus acechanzas. Y contundentemente. Si algo he aprendido en todos estos años es que con Luzbel no se juega...
Parece que la labor prometida de exploración forense del Mal en todas sus facetas se ha demorado. Ciertos asuntos de entidad en un monasterio benedictino me tienen apartado de mi escritorio últimamente. Pero aquí estaré en unos días con todos ustedes... plantándole cara al Baphomet.

miércoles, 23 de enero de 2008

A Diabolo deceptae, presentación

En este blog inquisitorial trataremos, en lo humanamente posible, de dar cabida y denunciar a cuantos proyectos demoníacos y terroríficos tengamos a bien considerar como relevantes o meritorios del octavo círculo del infierno dantesco.

En nuestro recorrido por lo obsceno y lo abyecto, por el pecado en definitiva, daremos buena cuenta del cine —oh, invento demoníaco donde los haya—, la literatura —aquellos libelos que nunca debieron ser editados ni impresos, que la ira divina y sus cuatro jinetes caigan sobre las cuatro tintas—, la pintura y toda representación artística de la índole que fuere que se aparte de los cánones eclesiásticos de la luz y se deje llevar por la pestífera influencia del maligno.

Yo, Bernardo Gui, inquisidor a la sazón, seré vuestro cicerone en esta empresa de desentrañar cuanto hay de terrorífico y demoníaco en el arte, en esta arqueología del mal, en este discernir entre aquellos que forman parte del rebaño divino y aquellos que han sido seducidos por Luzbel, engañados por el Diablo, a Diabolo deceptae.